Cuando se habla de prótesis oculares se
piensa en la lesión, en la apariencia física,
en el temor de ser usuario y lo que ello
significa; en este sentido la visión, la
mirada, las lágrimas, la luz, la expresión y
todo lo demás que viene ligado al proceso
de restaurar, cobra vital importancia al
evocar nuestra identidad.
Por el contrario,
otras personas perciben en las prótesis la
posibilidad de transformación y el regreso
a una condición de aceptación (propia) y
a una percepción de integridad.
Y es precisamente lo que estos dispositivos
deben proyectar a la comunidad afectada:
la posibilidad de una corrección estética,
anatómica y en parte funcional, como
solución terapéutica, basada en sus
requerimientos individuales, ya que
el éxito de la prótesis es permitir la
rehabilitación del paciente en sociedad
con una apariencia normal.
¿Cómo se fabrica una prótesis ocular? Es
una mezcla de ciencia, tecnología y arte,
porque deben conocerse ampliamente
las características anatómicas del globo
ocular, la órbita, la cavidad anoftálmica
y los tejidos circundantes; y mediante la
utilización de instrumentos de medida
e identificación como la lámpara de
hendidura y el queratómetro, determinar
las condiciones en cada paciente.
El arte
aporta elementos de juicio y conceptos
básicos sobre color y modelado que
permiten realzar los pequeños detalles
del ojo y aquellas características que
avivan la expresión de la mirada, (que
hacen real el dispositivo), como el color
y arquitectura del iris, el limbo que da
ese detalle sutil de transición entre la
córnea y la esclera dando la percepción
de profundidad y naturalidad al ojo; los
nevus y pigmentaciones y el tamaño de
la pupila, que son particulares en cada
individuo.
Esto hace posible una adaptación estética
exitosa, traducida en un dispositivo muy
similar al ojo compañero y que le permite
a este paciente tener la confianza necesaria
para sentirse cómodo en su interacción
con la comunidad.
La fabricación de prótesis oculares es
una disciplina ampliamente conocida
en todo el mundo, en países como
Alemania, Francia, Inglaterra, India,
Estados Unidos, México, Argentina,
y Colombia.
Alemania podría decirse
es el lugar de origen de gran parte de
las prótesis oculares en vidrio, por sus
amplios y profundos conocimientos sobre
el material, la técnica de fabricación y la
adaptación clínica, que dio reconocimiento
a personajes como Müller con su prótesis
en vidrio (aún se fabrica) y que desarrolla
una industria alrededor de esta disciplina.
Países asiáticos como India y China
utilizan igual que en occidente el polímero
polimetilmetacrilato PMMA como
material de fabricación, por sus ventajas
clínicas y económicas frente al vidrio
y sus propiedades físicas y químicas,
que lo hacen idóneo en la fabricación y
adaptación de prótesis.
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