lunes, 7 de septiembre de 2015

Introducción:

Cuando se habla de prótesis oculares se piensa en la lesión, en la apariencia física, en el temor de ser usuario y lo que ello significa; en este sentido la visión, la mirada, las lágrimas, la luz, la expresión y todo lo demás que viene ligado al proceso de restaurar, cobra vital importancia al evocar nuestra identidad.


 Por el contrario, otras personas perciben en las prótesis la posibilidad de transformación y el regreso a una condición de aceptación (propia) y a una percepción de integridad. Y es precisamente lo que estos dispositivos deben proyectar a la comunidad afectada: la posibilidad de una corrección estética, anatómica y en parte funcional, como solución terapéutica, basada en sus requerimientos individuales, ya que el éxito de la prótesis es permitir la rehabilitación del paciente en sociedad con una apariencia normal.


 ¿Cómo se fabrica una prótesis ocular? Es una mezcla de ciencia, tecnología y arte, porque deben conocerse ampliamente las características anatómicas del globo ocular, la órbita, la cavidad anoftálmica y los tejidos circundantes; y mediante la utilización de instrumentos de medida e identificación como la lámpara de hendidura y el queratómetro, determinar las condiciones en cada paciente. 

El arte aporta elementos de juicio y conceptos básicos sobre color y modelado que permiten realzar los pequeños detalles del ojo y aquellas características que avivan la expresión de la mirada, (que hacen real el dispositivo), como el color y arquitectura del iris, el limbo que da ese detalle sutil de transición entre la córnea y la esclera dando la percepción de profundidad y naturalidad al ojo; los nevus y pigmentaciones y el tamaño de la pupila, que son particulares en cada individuo.


Esto hace posible una adaptación estética exitosa, traducida en un dispositivo muy similar al ojo compañero y que le permite a este paciente tener la confianza necesaria para sentirse cómodo en su interacción con la comunidad. 

La fabricación de prótesis oculares es una disciplina ampliamente conocida en todo el mundo, en países como Alemania, Francia, Inglaterra, India, Estados Unidos, México, Argentina, y Colombia. 

Alemania podría decirse es el lugar de origen de gran parte de las prótesis oculares en vidrio, por sus amplios y profundos conocimientos sobre el material, la técnica de fabricación y la adaptación clínica, que dio reconocimiento a personajes como Müller con su prótesis en vidrio (aún se fabrica) y que desarrolla una industria alrededor de esta disciplina.

Países asiáticos como India y China utilizan igual que en occidente el polímero polimetilmetacrilato PMMA como material de fabricación, por sus ventajas clínicas y económicas frente al vidrio y sus propiedades físicas y químicas, que lo hacen idóneo en la fabricación y adaptación de prótesis.  


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